Sólo podemos mejorar...

Un quinto puesto en la regata… ¿fracaso?, está claro que lo es.

El deporte de la vela es de los más injustos que se pueden practicar, tus aciertos o errores pueden verse alterados por causas totalmente ajenas al planteamiento, la táctica o dominio de la embarcación en la que navegas. Aunque es cierto que esas circunstancias ajenas, unas veces te perjudican y otras te benefician…

La regata, comenzó con una salida impecable, con viento limpio y por buen sitio, los primeros bordos de ceñida se consumieron defendiendo el escaso viento que soplaba, llegando al desmarque en buena posición. Izamos spinnaker y trasluchamos buscando el lado sur de la Ría, en donde intuíamos una mayor presión.

La primera popa fue determinante, los barcos que se fueron al norte se quedaron pinchados. El grupo de los sureños hacíamos mejor rumbo y con velocidad aceptable. A destacar la popa del Grifo,  acertando en todo, logró sacarnos una buena ventaja en Morrazán.

La segunda ceñida fue muy reñida y táctica con el viento aflojando al llegar a Pelados, la parte final de la aproximación no la resolvimos muy bien, con unas tremendas roladas a la contra.

Segunda popa en lucha con el Porto de Marín de los “Malos Malotes”, los mantuvimos a raya e incluso, en el paso de la baliza, les ganamos en maniobra, metiendo distancia entre su barco y el Mítico.

En el último tramo partimos en un tercer puesto de la clase, con la ventaja de tener a los “regata”, por delante, para que nos hiciesen de guías. Siempre he defendido que ir por detrás, en vela, es una ventaja para hacer un buena lectura del campo, esta vez no estuvimos atentos a lo que estaba sucediendo en las proximidades de la meta y arrumbando hacia ella, abrimos velas hasta un rápido descuartelar, cuando tendríamos que haber ceñido a rabiar y mantener el norte, manteniendo una mayor presión y retrasando el role que se avecinaba.

Caímos en una buena poza, haciendo una horrorosa proa… viendo pasar, por el norte, barcos a los llevábamos una tremenda ventaja. Triste espectáculo,  observar como todo el trabajo de la regata de esfumaba en aquel momento. Y pudo ser peor, pero los restos de ese norte nos vinieron a rescatar y nos empujaron hacia la llegada…

Un segundo puesto por detrás del Grifo hubiese sido un resultado justo paro lo sucedido en el global de la prueba, pero ni ellos, ni nosotros resolvimos la parte final de la regata correctamente. Sobre los demás… hablo de Porto de Marín y Chispa, les tocó la lotería en el último tramo y los felicito, la vela es así, repartiendo suerte o desgracia a troche y moche.

Nosotros la cagamos por no estar atentos, pero no nos volverá a suceder, la regata termina cuando suena el bocinazo, hasta ese momento hay que mantener la tensión.

Tan solo unas palabras para comentar la participación de un barco de vela ligera muy regatero que, por error, Giraldo incluyó en la clase Crucero-Regata. El Platú de nombre Petrilla, nos pegó un repaso histórico a toda la flota, pero tanto ellos, como el resto de tripulantes sabemos que no tiene mérito.

Que nadie vea en esta entrada del blog, el más mínimo atisbo de justificación o disculpa, el único responsable de este fiasco soy yo, por no estar a lo que toca. Con bajar a sota y ver lo que sucedía detrás del génova, asunto arreglado y ahora estaría empleando ese tono triunfalista que tanto me gusta, narrando las proezas del Mítico…